NUEVA YORK._ El estadounidense de origen dominicano, Carlos Eduardo Almonte, de 25 años de edad, convicto junto a su cómplice, Mohamed Alessa, de complotar para atacar con bombas y otros artefactos instalaciones militares en Estados Unidos e intereses norteamericanos en el extranjero, será sentenciado a cadena perpetua el próximo 20 de marzo del 2012.

Segú la edición del martes del periódico The Record, los dos terroristas, que se declararon culpables luego de ser arrestados en el aeropuerto John F. Kennedy, cuando trataban de viajar a Somalia para recibir entrenamientos de Al Qaeda, recibirían la condena este martes, pero el juez federal Dickinson R. Dedevoise decidió posponerla hasta marzo para dar tiempo a los abogados a que preparen los informes periciales que utilizarán en la lectura de la sentencia.

El magistrado también fijó un cronograma para los defensores y los fiscales, para  que ambas partes expongan el día de la sentencia sus informes finales.

Almonte y Alessa están recluidos en el Centro Metropolitano de Corrección en Brooklyn, una cárcel federal en la que fueron confinados desde el día de sus arrestos. 

El juez ordenó en septiembre de este año que un siquiatra y un psicólogo independientes evaluaran al dominicano antes de ser sentenciado.

Los imputados se enfrentan a cadena perpetua, una sentencia mandatoria en el Código Penal de la justicia estadounidense cuando se trata de casos probados de terrorismo. 

Para evitar ser ejecutados, ambos admitieron en una negociación con los fiscales que preparaban ataques sangrientos contra instalaciones militares en Estados Unidos y contra embajadas y edificios de corporaciones americanas en el extranjero.

El 5 de junio del 2010 los dos hombres fueron apresados en el aeropuerto de Nueva York, cuando estaban a punto de abordar aviones separados con destino a Egipto, desde donde se trasladarían a Somalia para reunirse con líderes de Al Qaeda.

En la investigación, un agente encubierto grabó a Almonte y Alessa hablando sobre asesinar y decapitar soldados y civiles estadounidenses y enviar los cadáveres en bolsas a sus casas.

Alessa dijo en las conversaciones grabadas que si no podían hacerlo en el extranjero comenzaría a matar en Estados Unidos a los no creyentes del Islam.

El dominicano, quien fue traído por sus padres a Estados Unidos a los 5 años de edad desde Santiago de los Caballeros, donde nació, se convirtió al Islam luego de ser naturalizado estadounidense.